Con el invierno empeora aún más la existencia en Palestina. Las familias de Gaza se enfrentan a durísimas condiciones de vida sin un refugio seguro. El frío y las lluvias aumentan la vulnerabilidad de la población a las enfermedades con los sistemas de agua y saneamiento dañados por los bombardeos del ejército israelí. Miles de familias se ven obligadas a refugiarse en zonas costeras bajas o en zonas sembradas de escombros, sin drenaje ni barreras de protección.
Las condiciones invernales, combinadas con la mala calidad del agua y el saneamiento aumentan las infecciones respiratorias agudas, como la gripe, así como la hepatitis y las enfermedades diarreicas. Además, los diagnósticos y las pruebas en Gaza siguen siendo muy limitados porque Israel obstaculiza la entrada de suministros vitales. Hay una grave escasez de medicamentos y suministros médicos esenciales para el tratamiento de enfermedades. Y el proceso de llegada de medicinas y equipos médicos a Gaza sigue siendo innecesariamente lento, prolongado y complejo.
El invierno y los temporales que azotan a Gaza se producen en un momento en que la mitad de los hospitales (18 de 36) y más del 40% de los centros de atención primaria (84 de 195) solo están parcialmente operativos. Mientras, las personas mueren en espera de evacuación médica.
En los últimos dos años, bajo las ruinas, no hubo más opción que mudarse a tiendas de campaña y refugios temporales. Ahora las tiendas se inundan y la población civil se ve obligada a vadear entre aguas residuales, barro y escombros. Sus pertenencias quedan empapadas y destruidas, se echa a perder la escasa comida que se tiene y aumentan las muertes por hipotermia.
Estas condiciones son consecuencia directa de la obstrucción sistemática de la ayuda por parte del Estado de Israel. Continúan bloqueando la entrada de materiales básicos de refugio, combustible e infraestructura hídrica. Cuando se niega el acceso, las tormentas se vuelven mortales.
Todo este sufrimiento es generado por la política de genocidio, no por el clima. Además, el acuerdo de alto el fuego no ha detenido los disparos y bombardeos. La muerte de inocentes, la destrucción y las demoliciones continúan en una tierra devastada.


