El activismo climático, en esta etapa crucial del planeta, se enfrenta a retos de diversa índole en su estrategia como movimiento noviolento plural y multifacético. Hoy traemos a colación dos artículos que tratan sobre dos desafíos para el activismo climático: represión y descolonización.

El primero como una severa amenaza por parte de los estados, y el otro como un reto para construir, en torno a la justicia climática, una alternativa al movimiento climático blanco dominante, con la descolonización como su nucleo, un relato que toma como hilo argumental su desarrollo dentro de una peculiar sociedad europea como la alemana donde, por ejemplo, los grupos climáticos tradicionales son fuertemente pro-Israel.

Represión y descolonización: dos ejemplos

Respecto al primer desafío, ejemplos de criminalización no faltan. «Una veintena activistas de Futuro Vegetal denunciados en España por daños de medio millón de euros de valor cuando protestaban de forma pacífica, e incluso acusados de ser una organización criminal. Una petición de 21 meses de cárcel para 15 miembros de Rebelión Científica por lanzar zumo de remolacha. Condenas de prisión para los militantes de la organización Última Generación en Alemania. O Greta Thunberg detenida durante una manifestación no violenta (da igual cuando leas esto).» (José A. Cano en Climática)

Sobre el proceso judicial por organización criminal actualmente en curso, que se ha continuado el pasado mes de enero con las declaraciones de más activistas encausadas en el Estado español, versa el primer artículo. Sobre el lento emerger del movimiento climático descolonial en Alemania, el segundo.

Primer ejemplo:

Sigue la investigación contra el activismo climático: «Es una aberración jurídica»

Siete activistas que protestaron con Futuro Vegetal han declarado acusadas de formar una organización criminal. En total, hay 25 personas imputadas.

Fuente: Climática

represión y descolonización
Una acción del colectivo climático. Foto: Futuro Vegetal



El Juzgado de Instrucción número 29 de Madrid ha tomado declaración a siete activistas climáticas, acusadas de conformar una organización criminal, tras participar en una protesta con Futuro Vegetal. El pasado 8 de octubre, nueve activistas ya prestaron declaración ante el mismo juzgado y bajo la misma acusación, por la que están siendo investigadas 25 personas.

«Con esta nueva citación, el juzgado decide dar continuidad al informe presentado por la Brigada de Información de Madrid en diciembre de 2023, que sustenta la acusación en acciones de protesta como ‘realizar performance donde simulan morir en la puerta del Ministerio de Transición Ecológica’ o en las que ‘irrumpen en el discurso de la consejera de Acción Climática’», informa el colectivo climático.

Bilbo Bassaterra, portavoz de Futuro Vegetal, califica la investigación como «una aberración jurídica». «No solo no se cumplen los elementos objetivos encuadrados en el delito de organización criminal, sino que se trata de una investigación prospectiva, por la que Cuerpos de Seguridad del Estado bajo órdenes del Ministerio de Interior han infiltrado a, al menos, tres agentes, recabando información de manera ilegal de un colectivo ecologista cuyo objetivo es un planeta habitable, para tratar de incriminarlo bajo la acusación de que su finalidad es la comisión de delitos», denuncia Bassaterra. 

El colectivo insiste en que el Estado pretende «desarticular a los movimientos sociales y, con ello, el derecho fundamental a la libertad de expresión de toda la población”. «Intentan criminalizar el ejercicio de los derechos humanos. Al dar continuidad a esta acusación, la fiscalía y el tribunal, aun sin juicio ni sentencia, ya están lanzando un mensaje claro a la sociedad: si protestas, eres una criminal«, añaden desde Futuro Vegetal.

Hasta ocho años de cárcel

Las 25 personas imputadas se enfrentan a hasta ocho años de cárcel por esta acusación. Según el colectivo, la mayoría tiene varios procedimientos penales abiertos por su participación en protestas pacíficas. «Por todo el continente europeo, movimientos climáticos están siendo acusados de terrorismo u organización criminal, llegando a entrar en prisión en países como Inglaterra», recuerda Futuro Vegetal, que ha convocado una protesta ante las sedes del PSOE este jueves 23 de enero a las 11.00 horas.

Cartel descargado de las redes sociales de Futuro Vegetal llamando a protestar el pasado 23 de enero delante de las sedes del PSOE en rechazo a la criminalización de la protesta que está perpetrando el Ministerio del Interior contra Futuro Vegetal. También piden tu apoyo económico.


Segundo ejemplo:

El emerger del movimiento climático descolonial en Alemania

Las personas migrantes y las racializadas en Alemania están construyendo una alternativa al movimiento climático blanco dominante que tiene la descolonización como su núcleo.

Una acción de Abya Yala en conmemoración de las personas compañeras del Sur Global que han sido asesinadas por defender el medio ambiente. (Instagram/Abya Yala Anticolonial)

Traducido de inglés de Wagin Nonviolence

Ilham Rawoot 27 de noviembre de 2024

En los últimos años, en respuesta a los grupos alemanes de justicia climática, en su mayoría blancos –y designados como neocoloniales– ha surgido un nuevo movimiento. Se basa en el concepto de que no puede haber justicia climática sin descolonización e incluso cuestiona si el clima debería ser central en la conversación en cuanto a la justicia.

Este movimiento se ha acelerado desde octubre del año pasado, cuando comenzó el genocidio en Gaza. Los grupos climáticos tradicionales, como gran parte de la izquierda alemana, son fuertemente pro-Israel. Esto creó una grieta dentro de estos grupos, ya que los miembros pro-Palestina, muchos de los cuales son personas racializadas, se fueron para formar o unirse a grupos con la descolonialidad como su núcleo.

Este movimiento se ha acelerado desde octubre del año pasado, cuando comenzó el genocidio en Gaza. Los grupos climáticos tradicionales, como gran parte de la izquierda alemana, son fuertemente pro-Israel.

Han crecido grupos específicamente compuestos por negros, indígenas y personas de color, o BIPOC, como BIPOC 4 Future, Debt for Climate y Klima4Palestina. Una huelga climática anticolonial alternativa ahora tendrá lugar el mismo día que la huelga climática de Fridays 4 Future y hay campamentos de justicia climática centrados en el anticolonialismo.

¿Qué significa realmente la justicia climática descolonial y qué se está haciendo en Alemania para luchar por ella?

Tatu Hey, miembro de Climate Justice Berlin (CJB), un colectivo interseccional de justicia climática y ambiental fundado en Berlín, dice que la justicia climática es inherentemente descolonial. La justicia climática se ve a través de la lente de las personas del Sur Global que luchan contra las luchas coloniales, ya sea en forma de extractivismo, continuación de dinámicas de género coloniales, luchas por la tierra o luchas educativas.

“Para mí, la justicia climática define toda la lucha para deconstruir o romper la ética colonial: La percepción de control, jerarquías, opresión, competencia y mezcla de capitalismo, que están destruyendo nuestros hogares, la tierra y las relaciones entre los seres humanos y entre las especies humanas y no humanas”, dice Hey. “La justicia climática significa justicia económica, justicia de género, justicia queer. Todo está interconectado y sin una no podemos alcanzar la otra”.

“La justicia climática significa justicia económica, justicia de género, justicia queer. Todo está interconectado y sin una no podemos alcanzar la otra”.

Hey dice que el movimiento climático mainstream en Alemania es “burgués”, formado por grupos liberales que ruegan al gobierno, que es en sí mismo la causa de la destrucción climática, que cambie sus políticas. En cambio, deberían exigir y luchar por verdaderos procesos de justicia climática descolonial.

Pone como ejemplo el tiempo que estos grupos han estado guardando silencio sobre el genocidio en Gaza y el tiempo que tardaron en reconocer públicamente el asesinato de George Floyd a manos de la policía en Estados Unidos.

Atribuye esto a la falta de comprensión de que la injusticia racial es una forma de injusticia climática, al igual que las injusticias en materia de vivienda y movilidad.

Desde que CJB comenzó en 2020, han tratado de centrarse en las deficiencias del movimiento climático alemán blanco. Han producido recursos en alemán que hablan, por ejemplo, sobre el racismo ambiental y la ruptura de la narrativa de la protección ambiental para centrarse en la justicia ambiental y climática. Hey también da importancia a “abrazar el cuidado en las luchas”.

Han producido recursos en alemán que hablan, por ejemplo, sobre el racismo ambiental y la ruptura de la narrativa de la protección ambiental para centrarse en la justicia ambiental y climática.

En septiembre, la Red de Justicia Climática BIPOC celebró su segunda cumbre anual fuera de Berlín.

Al campamento asistieron alrededor de 60 personas durante tres días, individualidades y activistas de grupos locales e internacionales, incluidos de Colombia, Sudán, Guatemala y Brasil, que crearon vínculos y aprendieron sobre las luchas de las demás. Durante el campamento, las personas activistas asistieron a mesas redondas, talleres de estrategia y sesiones de trabajo entre movimientos y se pusieron a disposición espacios de atención y una sala en memoria de activistas que habían fallecido.

Minerva Figueroa, una de las integrantes de la red, dice que el grupo se dio cuenta de que el campamento era necesario después de asistir a campamentos climáticos convencionales en Alemania durante varios años.

“Hubo muchos momentos en los que sentía que no tenía el espacio para ser quien soy, para defender lo que quiero defender y transmitir las voces que escucho en casa”, dijo Figueroa. “[Este] era un sentimiento compartido por muchas personas de color en estos campamentos”.

Hubo muchos momentos en los que sentía que no tenía el espacio para ser quien soy, para defender lo que quiero defender y transmitir las voces que escucho en casa”

Los grupos alemanes blancos carecen de educación antirracista, dice, y tuvo que estar expuesta a mucho “salvadorismo blanco”. Así que decidió poner sus esfuerzos en otra parte y, con la Red de Justicia Climática BIPOC, iniciar un campamento propio.

“En el campamento, no éramos personas de color colocadas simbólicamente en un panel ni teníamos que negociar temas o regatear para hablar sobre lo que considerábamos importante”, dijo. “Podíamos ser simplemente nosotras mismas y hablar sobre lo que nos interesaba y conectar nuestras luchas. Simplemente sentirnos más libres por un rato”.

Figueroa dice que el creciente movimiento climático descolonial en Alemania se puede atribuir a la creciente comunidad de migrantes y personas de color que están construyendo estos movimientos.

Figueroa dice que el creciente movimiento climático descolonial en Alemania se puede atribuir a la creciente comunidad de migrantes y personas de color que están construyendo estos movimientos.

Para ella, la justicia climática significa repensar el paradigma de cómo pensamos, interactuamos, hablamos entre nosotres y con otros seres vivos, así como nuestras relaciones con el agua, la tierra y los ecosistemas.

Hacer que el movimiento sea anticolonial significa incorporar la justicia social, la justicia de género y la justicia racial a la lucha, dice. Necesitamos entender que el capitalismo, el racismo y el patriarcado son “los pilares de los sistemas que nos oprimen. Hasta que realmente los derribemos todos, no seremos realmente libres”.

Otro grupo que trabaja en pro de la justicia climática descolonial en Alemania es Abya Yala Anticolonial, con sede en Hamburgo. Este grupo está formado por personas activistas latinoamericanas que se han mudado a Alemania y, según su página de Instagram, “continúan la lucha contra el orden colonial”.

“No seguimos a los pensadores blancos. Nos centramos en construir nuestra comprensión política no a través de los libros de los europeos, sino a partir de las experiencias de nuestros territorios”, dijo Camilo Arrieta, un miembro de Colombia. “Nuestro trabajo es reunirnos y generar más redes y relaciones con otros colectivos y perspectivas, sentarnos con otras personas y discutir temas. Cuando discutimos con personas de otros orígenes, completamos nuestra comprensión del mundo no en base a una agenda europea o lo que imponen como realidad”.

“No seguimos a los pensadores blancos. Nos centramos en construir nuestra comprensión política no a través de los libros de los europeos, sino a partir de las experiencias de nuestros territorios”

Los debates reúnen voces del Sur Global, generalmente activistas ambientales, para hablar sobre la resistencia, realizar trabajo de cuidados e intentar movilizar a la gente.

El grupo también realiza manifestaciones, como la última, celebrada el 12 de octubre, un día que llama el Día de la Resistencia Descolonial. Este día, también conocido como el Día de los Pueblos Indígenas o el Día de la Resistencia Indígena, se conmemora principalmente en Abya Yala (el término que utilizan los pueblos indígenas para referirse a Estados Unidos, América Latina y el Caribe). La manifestación caminó hasta las calles, edificios y estatuas con nombres coloniales y se detuvo para pronunciar discursos en ellas.

Arrieta cree que el movimiento climático descolonial en Berlín está creciendo, pero lentamente y a pasos de bebé. Todavía se encuentra en un punto en el que sus críticas y perspectivas sobre los desequilibrios de poder no siempre son escuchadas por el movimiento climático mainstream.

Una crítica es que el tema principal de la agenda no debería ser la justicia climática, sino la justicia ambiental, de la cual el clima es solo una parte.

Una crítica es que el tema principal de la agenda no debería ser la justicia climática, sino la justicia ambiental, de la cual el clima es solo una parte.

“En nuestros territorios en el Sur Global, nuestra gente grita todos los días que están muriendo, que están siendo desplazados, que sus aguas y tierras están contaminadas, pero todo el mundo habla de lo único que es el clima”, dice Arrieta. “Para descolonizarnos, tenemos que mirar más allá de la agenda climática europea, porque eso sólo les da la oportunidad de seguir produciendo”.

Arrieta ha visto algunos avances en Alemania. Cada vez más grupos están empezando a incorporar una idea descolonial a sus debates y agendas, que, cuando se ve a través de una lente no europea, es muy poderosa para entender el mundo.

“Es crucial que la conversación sobre la descolonialidad se base en las voces del Sur Global y la lente de las personas que han sido colonizadas”, añadió Arrieta. “Si el Norte Global coloniza el discurso, entonces perderemos. Pero a medida que más europeos escuchan una narrativa no europea, habrá una oportunidad para que comprendan que la dinámica descolonial es la base de todo”.

Después de varios años de intentar crear un movimiento climático descolonial en Alemania, Hey tiene una idea de cómo será un futuro justo. “Mi visión de un futuro climático justo es un mundo basado en la reciprocidad, el cuidado, la solidaridad, la comunidad”, explicó Hey, “donde tengamos un modo de producción que produzca cosas que la gente necesita, donde la gente y los trabajadores decidan qué se debe producir, no haya gente rica, no esta supuesta democracia que tenemos ahora. Construiremos una comprensión completamente nueva de la convivencia”.


Imagen destacada de esta entrada: Una protesta de Abya Yala en Hamburgo el 8 de marzo. (Instagram/Abya Yala)


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