Miles de personas en toda europa, más de 7500 en el Estado español, han sido afectadas por la comercialización y gestión de los Certificados de Depósito para Acciones (CDA) de Triodos Bank. El texto que sigue, que surge en su origen desde la impotencia y la rabia de alguien engañado por Triodos, y que ha escrito la versión iniclal del mismo, que nos ha proporcionado y que ahora ampliamos aquí, expone cómo esa entidad, autodenominada ética, aplicó prácticas bancarias contrarias a los principios que proclamaba, cómo el poder judicial dio un giro que ha dejado indefensa a la clientela, y por qué este caso representa una amenaza a los derechos de las personas consumidoras en el Estado español. Se estructura en tres bloques: la falsa promesa inicial de una banca que basa su márketing en la ética, el cambio radical en las condiciones contractuales, y la batalla judicial que culmina con un fallo regresivo del Tribunal Supremo. Porque, dándole una patada a su propia jurisprudencia generada tras el caso de las preferentes, ahora el Tribunal Supremo fabrica armas para nuevos engaños como el de Triodos.
Resumen del artículo
TRIODOS BANK – Goliat contra David
El Tribunal Supremo ha dictado tres sentencias que contradicen quince años de jurisprudencia. Con este giro, la justicia blinda a las entidades bancarias y deja en situación de indefensión a ctodas las personas clientes.
ANTES DEL CONFLICTO: LA PROMESA DE UNA BANCA ÉTICA
Triodos Bank, banco que opera en España desde 2004 y que se presenta como referente de la banca ética, ofreció los Certificados de Depósitos para Acciones (CDA), basados en principios de sostenibilidad, solidez no especulativa y transparencia. Miles de personas comprometidas socialmente confiaron sus ahorros al banco.
EL GIRO INESPERADO: BLOQUEO, DEVALUACIÓN Y TRAICIÓN CONTRACTUAL
En enero de 2021, Triodos Bank cerró unilateral y definitivamente el mercado interno de CDAs, impidiendo su reembolso. Posteriormente los devaluó y los trasladó a un mercado especulativo, incumpliendo lo pactado. Esto supuso una traición a la confianza depositada y al contrato original.
LA LUCHA JUDICIAL Y EL FALLO DEL SUPREMO: UNA AMENAZA A LA JUSTICIA SOCIAL
Más de 150 sentencias reconocieron el abuso. Sin embargo, el Tribunal Supremo modificó su propio criterio con las preferentes (un producto muy similar criterio, obligando a fallar ahora en contra de la clientela. Esto representa un grave
retroceso en la protección jurídica de las personas consumidoras y legitima, de nuevo, malas prácticas bancarias.
Muchas personas han perdido sus ahorros, su estabilidad emocional y su confianza en las instituciones. Aun así, este testimonio colectivo se levanta para denunciar, para alertar y para defender la ética y los derechos. Como David frente a Goliat, no es la fuerza sino la convicción lo que puede sostenernos frente al abuso de poder.
TRIODOS BANK: Goliat contra David
El Tribunal Supremo, órgano supremo del poder judicial español, ha dictado de manera consecutiva tres sentencias que pueden marcar un giro crítico en la forma en la que la opinión pública daba por supuesto entendía que la justicia defendía a la ciudadanía y a las personas consumidoras. Ni más ni menos, ha dictado un paquete de sentencias que contradicen su propia jurisprudencia de los últimos quince años. Con este giro, la justicia blinda a las entidades bancarias y pisotea a las personas clientes, dejándolas indefensas, de forma que estos gigantes de las finanzas pueden, a partir de ahora, campar a sus anchas y maniobrar sin miramientos.
Antes del conflicto: la promesa de una banca ética
Triodos Bank, un banco holandés que opera en España desde el 2004 y que saca pecho autodenominándose «referente de la banca ética en Europa», comercializaba entre su clientela un producto llamado «Certificados de Depósitos para Acciones» (CDA). Este producto cristalizaba los valores bandera del banco: ecología, sostenibilidad, rechazo al comercio de armas, compromiso social, transparencia, etc. Triodos Bank y su mensaje ético cautivaron a muchas personas que buscaban una alternativa a la banca especulativa convencional, como una forma más de implicarse con el cambio social. Por ello, los CDAs eran un instrumento comercial muy atractivo para atraer a la gente bienintencionada hacia dicha propuesta, y además eran un producto con unas características igualmente atractivas: se podía recuperar el dinero en cualquier momento, no cotizaba ni cotizaría nunca en ningún mercado de valores y su valor lo marcaban los beneficios del banco, no los vaivenes de la peligrosa economía especulativa.
Nadie, sin embargo, nos aclaró que, nuevamente como con las preferentes, en realidad se trataba de un producto complejo a perpetuidad
Las personas que adquirimos CDAs (41.532 en toda Europa, 7.599 en España) somos personas altamente comprometidas con la transformación social. Y no solo confiábamos sin dudas en la apuesta ética del banco y en el contexto de máxima transparencia y confianza que este promulgaba, sino también en los folletos específicos del producto, en los contratos firmados, y en lo que el personal comercial nos presentó como un producto muy sencillo, sin letra pequeña y de total garantía. Nadie, sin embargo, nos aclaró que, nuevamente como con las preferentes, en realidad se trataba de un producto complejo a perpetuidad
El giro inesperado: bloqueo, devaluación y traición contractual
Sin embargo, hace cinco años la trama dio un giro dramático pero sólo sorprendente para quien no estuviera al tanto de una investigación de la cámara de comercio holandesa que desvelaba que, desde 2017, había fuertes advertencias del posible colapso del sistema de CDAs, una investigación que la cámara de comercio no siguió adelante dado el peso del Banco y por no querer interferir en el potente crecimiento del sector bancario holandés, en cuyo ranking Triodos Bank había alcanzado ya la sexta posición ese año, El punto de partida de esa investigación había sido que en noviembre 2017 se realizó un examen de los riesgos y autoevaluación interno (RCSA) que calculaba la probabilidad de quiebra del “colchón de compra” como un riesgo separado y elevado. Pero nadie avisó en los años posteriores a las personas inversoras de ese peligro extremo, distinto de la genérica “iliquidez”. Así que, en 2020, de de forma unilateral e incumpliendo flagrantemente todos los contratos, Triodos cerró el mercado interno y secuestró los CDAs, nadie pudo canjearlos por dinero, luego los devaluó a un precio irrisorio, después los trasladó a un mercado externo y así los devaluó todavía más, y finalmente los ha colocado en una bolsa especulativa, Euronext, en donde se firmó que nunca estarían y en donde su valor dependerá de la oferta y la demanda, lo cual incumple el contrato y traiciona radicalmente el carácter original del producto.
Ante esta serie de contradicciones, esta traición y este abuso reiterado, a las personas afectadas no nos quedó más remedio que acudir a los tribunales, amparadas por profesionales del derecho y peritajes especializados. Estos, avalados por la ley y la jurisprudencia del Tribunal Supremo, demostraron en los juicios dos hechos incontestables.
Este paripé de la supuesta obligatoriedad de dos tipos de test para configurar una especie de protección social y financiera hacia la población consumidora se ha demostrado claramente insuficiente en el caso de los CDAs de Triodos
El primero de los hechos es que la comercialización y venta de los CDAs fue en la mayoría de los casos improcedente, lo que técnicamente se considera «error o vicio en el consentimiento», sin los test a los que obligan los reguladores según la complejidad del producto, sin cumplir lo exigido en tiempo y forma y con muchas irregularidades en los procedimientos de comercialización, información y contratación. Este paripé de la supuesta obligatoriedad de dos tipos de test para configurar una especie de protección social y financiera hacia la población consumidora se ha demostrado que no se cumple con escrupulosidad por las entidades financeras y que fue claramente insuficiente en el caso de los CDAs de Triodos. La mayoría de personas captadas con este producto, de forma casi idéntica que con el caso de las preferentes, éramos personas sin experiencia en productos financieros y también personas mayores, a quienes se nos ofreció y vendió CDAs por internet, por teléfono, o en la oficina a golpe de eslogan y bolígrafo, muchas veces en cuestión de minutos, tal y como ocurrió con las mencionadas Preferentes, motivo por el que a los CDAs los medios de comunicación a veces los han llamado «las preferentes verdes».
El segundo de los hechos es que Triodos Bank ha dado un giro de 180º en el manejo de los CDAs y ha incumplido los contratos del producto en todos los puntos clave, cerrando el mercado interno, trasladando el producto a un mercado externo, haciendo que los certificados bajen a pesar de que el balance del banco sube, etc. Todo esto traiciona el sentido y funcionamiento original del producto, pues está en contrato que podría ser canjeado en cualquier momento, que nunca cotizaría en bolsa y que su valor dependería directamente del valor contable del banco. Ahora, mientras Triodos Bank publica sus datos y demuestra que crece año tras año con beneficios millonarios, los CDAs son repudiados por el propio banco y han quedado desterrados y perdido su valor.
La lucha judicial y el fallo del supremo: una amenaza a la justicia social
Como era de esperar, esta irregularidad de las ventas y el incumplimiento de los contratos han encontrado su merecida penalización en más de ciento cincuenta sentencias que han dado la razón a la clientela, sentencias contundentes y perfectamente argumentadas por juezas y jueces en los Juzgados de Primera Instancia y en Audiencias Provinciales de todo el Estado. Tras el golpe del Tribunal Supremo, a partir de ahora estas mismas juezas y jueces se verán obligadas a sentenciar en contra de las personas clientes.
Estas sentencias favorables se habían conseguido a pesar de que las personas engañadas no nos pudimos hacer fuertes con una demanda colectiva contra Triodos Bank, ya que en nuestro país no se permiten las demandas colectivas de quienes contratan productos de inversión, hasta que en Junio del 2024 se traspuso una directiva europea. Esto obligó a que cada persona pequeña cliente que había empèzado a litigar antes tuviera que luchar por sus ahorros con mucho esfuerzo, con la sola ayuda de su propio abogado o abogada y teniendo que gastar dinero en la defensa de sus derechos. Muy al contrario, Triodos Bank salió al campo de batalla armado con un carísimo despacho de abogacía de gran tonelaje con mucha experiencia en la defensa de entidades bancarias, y fama de pocos escrúpulos, con el que diseñó una estrategia judicial global llena de trampas y zancadillas, acuerdos extrajudiciales, recursos de apelación sistemáticos, desistimientos de última hora, y demás piruetas jurídicas para desgastar a las personas clientes y para llegar al Tribunal Supremo lo más tarde posible y con el menor número posible de sentencias dictadas en Audiencias Provinciales.

Aun así, por fin, el asunto llegó al Tribunal Supremo, un organismo estatal y público, en el que buena parte de la clientela afectada tenía puesta toda su confianza para verse protegida por su jurisprudencia, desarrollada con esfuerzo tras tantos años de abusos bancarios en nuestro país, una jurisprudencia que se fue elaborando para proteger a la parte más débil y vulnerable: la persona consumidora. Sin embargo, el Tribunal Supremo se ha posicionado radicalmente a favor de la banca, a favor de la parte más fuerte, con tres sentencias que, como una apisonadora, aniquilan ahora no solo a todas las personas titulares de CDAs sino a quienes ejercen la abogacía y la judicatura en defensa de esa clientela y a quienes en algún momento sufran un abuso de una entidad bancaria.
En palabras de profesionales del derecho financiero, «esta sentencia del Tribunal Supremo destruye lo que tantos años nos ha costado construir».
En palabras de profesionales del derecho financiero, «esta sentencia del Tribunal Supremo destruye lo que tantos años nos ha costado construir». El Tribunal Supremo ha dictado sentencia contra sus propios actos, lo cual nos hace ver una vez más que parte del poder judicial se está orientando cada vez menos hacia la justicia y cada vez más hacia el poder, hacia un poder que le interesa poco lo social y lo público y mucho el capital y lo privado, igual que sucede con la sanidad, la educación, la vivienda, etc. El matón de clase, a pesar de haber sido señalado por el alumnado y el profesorado, es protegido por la dirección del colegio. Esto resulta evidente ante la crueldad de las sentencias, que incluso castigan a quienes emprendieron acciones judiciales en defensa de su derechos con el pago de las costas, amenazando así a quien se atreva en el futuro a señalar al agresor, ahora camuflado como víctima y ahora gozando de protección. No es que David no haya podido contra Goliat, es que Goliat ha arremetido contra David.
La falsedad de Triodos
Lo que ha hecho Triodos Bank es algo ilegítimo y falto de la ética que proclama. Lo que ha hecho el Tribunal Supremo es injusto y carente de humanidad. Esto marca un precedente peligroso en este ámbito, que arrasa con lo anterior en materia de derechos de las personas consumidoras y da carta blanca a los bancos y cajas para comercializar lo que quieran, modificar lo pactado, incumplir lo firmado, y poder salir ganando. La banca siempre gana. Esto presenta un horizonte incierto y desolador.
Muchas personas afectadas pusieron en este banco todos sus ahorros. El desgaste psicológico y económico de todo el recorrido procesal es enorme y el final ha sido devastador y frustrante. En lo que a ética se refiere, Triodos Bank ha demostrado ser un lobo con piel de cordero. Aun así, quienes fuimos su clientela más comprometida y aportamos nuestros ahorros para su expansión, quienes ahora somos la clientela más perjudicada, seguimos convencidas de que la ética es más importante y necesaria que nunca, por eso nos preocupa tanto este escenario de abuso, ilegalidad e injusticia de alcance general.
Esto marca un precedente peligroso en este ámbito, que arrasa con lo anterior en materia de derechos de las personas consumidoras y da carta blanca a los bancos y cajas para comercializar lo que quieran, modificar lo pactado, incumplir lo firmado, y poder salir ganando.
Ojalá esta ilegalidad y esta injusticia pueda ser elevada en algún momento al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, algo que solo podrá hacer una jueza o un juez, quizás alguna de las personas que nos dio la razón y no dudó en señalar al matón de clase, quizás alguien que ve claramente este atropello y, como nosotras, no se quiere rendir. Quizás es por miedo a que esto suceda por lo que Triodos Bank ahora ofrece una cantidad de dinero a quienes renuncien a toda acción legal ya iniciada o a iniciarla en el futuro. Hay muchas personas afectadas que ahora están hundidas y, tras el duro golpe del Supremo, esa cantidad de dinero, aunque sea ridícula y humillante, puede verse como una tabla de salvación de emergencia. La situación es muy injusta y, desde luego, muy poco ética.
Compartimos este texto para no callar ante el abuso y la injusticia, y para expresar y pedir apoyo, para no perder la confianza en lo colectivo. Como ocurrió con otras campañas de sensibilización social, la perseverancia y la dignidad de muchas personas pueden sostener valores esenciales frente a poderes que parecen inamovibles. No es la fuerza ni el tamaño lo que nos permitirá avanzar, sino la firmeza en lo que consideramos justo y humano. Por eso seguimos, como hizo David frente a Goliat, confiando en que, incluso ante adversarios desproporcionados, la acción ética y solidaria puede abrir caminos. Aunque estén siendo bombardeados en este momento por las armas que el Tribunal Supremo ha proporcionado ahora, nuevamente, otra vez, a un banco que masacra a su clientela con productos financieros complejos a perpetuidad, como vuelve a hacer Triodos, y ante la pasividad actual, sin reacción alguna ante las sentencias, del Ministerio de Consumo.