Sin duda, no fue fácil para las «personas corrientes» interponerse en el camino del régimen nazi y del holocausto. Sin embargo, una especial protesta callejera, colectiva, pero ni siquiera mínimamente organizada, lo consiguió, y con éxito: fueron mujeres desarmadas que pararon al nazismo en la calle Rosenstrasse, al conseguir la liberación de sus parejas judías mediante una concentración sostenida con perseverancia frente a un edificio de Berlín tomado por la Gestapo.
Esta protesta, espontánea pero mantenida durante varios días, es poco conocida y ha sido sencillamente despreciada en la mayoría de la historiografía de los acontecimientos desarrollados a principios de 1943, o incluso intencionadamente ocultada a la opinión pública durante décadas, tal vez porque demuestra que la resistencia alemana a la deportación de las personas judías alemanas no estaba necesariamente condenada al fracaso y que un activismo de oposición sin armas organizado a un régimen dictatorial tiene razón de ser y sus opciones de triunfo.
Esta protesta, espontánea pero mantenida durante varios días…/… demuestra que la resistencia alemana a la deportación de las personas judías alemanas no estaba necesariamente condenada al fracaso y que un activismo de oposición sin armas organizado a un régimen dictatorial tiene razón de ser y sus opciones de triunfo.
De hecho, la concentración mantenida en la calle Rosenstrasse -la única protesta pública alemana conocida contra la deportación de población judía- logró sus objetivos de forma asombrosa, pero solo se divulgó al resto del mundo de forma notoria a raiz de una película estrenada en 2003 con el nombre de esa calle: gentes alemanas corrientes, en su mayoría mujeres, se enfrentaron allí al Tercer Reich y ganaron.
Por vez primera una web refleja y analiza con detenimiento en castellano, desde una perspectiva antimilitarista, esta acción de resistencia noviolenta a la barbarie del régimen hitleriano (antes la mencionamos someramente en Casos de resistencia frente al nazismo en una entrada anterior), proporcionando variadas y diversas fuentes de información. Lo hacemos dos años después de la conmemoración (impulsada por la Rosenstrasse Civil Courage Foundation, cuya web es de imprescindible consulta para quienes quieran profundizar aún más en los detalles, sobre las circunstancias documentadas de esta protesta) del 80 aniversario de aquella eficaz expresión de convicción y arrojo noviolento de miles de mujeres.

Y lo hacemos con la traducción de una parte de dos textos de fuentes complementarias, ahora en esta primera entrega, y, en una segunda, con la traducción del análisis completo que publicaba a principios de este siglo sobre esta protesta, y otras contra el régimen nazi, el periódico anarquista noviolento Graswurzelrevolution (GWR, «Revolución desde la base» o «Revolución Popular» sería su traducción del alemán) que se fundó en 1972, lo que lo convierte en el medio alternativo impreso más longevo del mundo de habla alemana.
Por vez primera una web refleja y analiza con detenimiento en castellano desde una perspectiva antimilitarista, proporcionando variadas y diversas fuentes de información, esta acción de resistencia noviolenta a la barbarie del régimen hitleriano, dos años después de la conmemoración del 80 aniversario de aquella eficaz expresión de convicción y arrojo noviolento de miles de mujeres.
Esta acción también intentó ser reflejada ya a principios del siglo XXI en un documental impulsado por la Fundación Chambon, que se había esforzado durante años en poner de relieve varias acciones que se desarrollaron como formas de resistencia al nazismo.
Sin embargo la Fundación Chambon (nombre en recuerdo de la localidad francesa que protegió y salvo por miles a la infancia judía refugiada en sus casa) abandonó en 2004 los planes para ese documental de una hora basado en el libro Resistance of the Heart: Intermarriage and the Rosenstrasse Protest in Nazi Germany (Edición en tapa dura de W. W. Norton, 1996, edición de bolsillo de la Rutgers University Press, marzo 2001), del historiador judío norteamericano Nathan Stoltzfus.
¿La razón de que ese documental no saliese finalmente a la luz? Tal vez la decisión de la directora alemana Margarethe von Trotta de realizar, paralelamente, una dramatización cinematográfica, que llegó a buen puerto antes, llevando a la gran pantalla en forma de película este acontecimiento histórico y obteniendo varios premios, pese a algunas críticas recibidas por la ficción desarrollada a la hora de escenificar los hechos.
De qué hablamos cuando recordamos la Protesta de Rosenstrasse
El 6 de marzo marca el triunfo de la Protesta de Rosenstrase, la calle de las rosas. Y es que el 6 de marzo de 1943, tras una semana continuada de protestas, la Gestapo liberó a la gran mayoría de los cerca de dos millares de judíos encarcelados (entre 1.700 y 1830 concretan algunas fuentes, otras hablan de más de 2000) en Rosenstrasse, enviándolas a casa con sus parejas no judías.
A continuación traducimos un fragmento del artículo What we talk about when we commemorate the Rosenstrasse Protest , del propio Nathan Stoltzfus, que es profesor de Estudios del Holocausto en la Universidad Estatal de Florida.
«Una semana antes [de ese 6 de marzo], antes de un sombrío amanecer del 27 de febrero de 1943, un sábado, unos 300 camiones de muebles cubiertos operados por las SS, la Gestapo y la policía de Berlín se desplegaron en un arresto masivo destinado a hacer desaparecer de Berlín a toda persona que llevara la estrella judía. Las personas judías fueron sacadas de sus trabajos y hogares, y las que llevaban la estrella fueron perseguidas y arrojadas a camiones que merodeaban por las calles.
Fue, de hecho, el principio del fin para aproximadamente 8.000 de los 10.000 judíos berlineses arrestados. La mayoría de los que ese día salieron de sus casas para ir a trabajar, desprevenidos y por última vez, sin una última mirada o un adiós especial, pronto fueron a parar a los hornos de Auschwitz.
El 6 de marzo marca el triunfo de la Protesta de Rosenstrasse, la calle de las rosas. Y es que el 6 de marzo de 1943, tras una semana continuada de protestas, la Gestapo liberó a la gran mayoría de los cerca de dos millares de judíos encarceladas en Rosenstrasse, enviándolos a casa con sus parejas no judías.
Portando medallas al valor de guerra y fusiles con bayoneta, la Leibstandarte de Hitler, la división más selecta de las SS, ayudó a la Gestapo y a la policía berlinesa a empujar y hacinar a las personas judías en los camiones con lonas que enmascaraban la carga humana mientras atravesaban pesadamente la ciudad en dirección a los centros de recogida de población deportada. Hubo huesos rotos, chorros de sangre, suicidios. La gente saltaba a la muerte, se arrojaba delante de los camiones, tragaba cianuro secretado para librarles de semejante momento de horror.
Cuando los judíos de matrimonios mixtos de entre las casi diez mil personas arrestadas ese día no regresaron a casa como estaba previsto, sus esposas comenzaron a buscarlos desesperadamente y llegaron solas o en parejas a Rosenstrasse 2-4, un edificio de la administración judía que ahora era un centro de recogida de deportación para personas judías de matrimonios mixtos.
Las esposas se encontraron esa noche entre una multitud pequeña pero creciente, y arraigó un sentimiento de solidaridad. Antes de marcharse por la noche, varias mujeres prometieron encontrarse en el mismo lugar a primera hora del día siguiente para organizar una protesta. Los judíos detenidos eran retenidos habitualmente durante dos días en centros de recogida antes de ser conducidos a los trenes de los que nadie regresaba, y tenían que actuar con rapidez.
Annie Radlauer llegó a la Rosenstrasse a primera hora de la mañana siguiente, 28 de febrero. Al bajar del tren en la estación Börse, percibió un coro que se hacía más claro y más fuerte a medida que se acercaba a la Rosenstrasse: «Devolvednos a nuestros maridos. Queremos que regresen nuestros maridos».
Era una declaración de lealtad que crecería hasta alcanzar al menos varios centenares de mujeres en la calle a la vez, y que sería vista y oída por miles de alemanes, por no mencionar a los diplomáticos y periodistas extranjeros en la capital del Reich. Día y noche, durante una semana, las alemanas casadas con judíos continuaron su protesta. En varios momentos, guardias armados gritaron: «¡Despejen las calles o dispararemos!», haciendo que las mujeres corrieran hacia callejones y patios. Pero pronto volvieron a salir en tropel, agrupadas, y llamaron a sus maridos, que las oyeron y se esperanzaron.
Era una declaración de lealtad que crecería hasta alcanzar al menos varios centenares de mujeres en la calle a la vez, y que sería vista y oída por miles de alemanes, por no mencionar a los diplomáticos y periodistas extranjeros en la capital del Reich. Día y noche, durante una semana, las alemanas casadas con judíos continuaron su protesta.
Este paisaje de muerte también estaba marcado por la arrogancia, como escribió inmediatamente después de la guerra un judío de matrimonio mixto encarcelado en Rosenstrasse, y muchos sólo percibían la heroicidad histórica de Alemania: «Uno estaba en guerra, conquistando provincias, ‘haciendo historia’, estaba íntimamente ligado a ancestros milenarios. Y el público pasó por alto la repentina llamarada de una pequeña antorcha de la que podría haber brotado el fuego de una resistencia general contra la tiranía arbitraria».
Recapitulando los hechos
Ofrecemos también más detalles de esa protesta en esta sección, elaborada con informaciones, entre otras fuentes, de Rosenstrasse: Resistencia del corazón:
Los hechos básicos se exponen con sencillez. Hasta principios de 1943, la población judía casada con parejas alemanas había estado exenta de las deportaciones a los campos de exterminio. Pero durante lo que la Gestapo llamó la «Redada final de judíos», también estas personas fueron arrestadas y llevadas a un centro de recogida previo a la deportación en Rosenstrasse 2-4, en el corazón de Berlín, y el lugar clave del inconcluso proyecto documental que mencionamos más arriba, y de la premiada película.

1943 / EL PODER / DE LA DESOBEDIENCIA / CIVIL / EL / PODER / DEL AMOR / VENCE / LA / VIOLENCIA / DE / LA / DICTADURA
MUJERES / RESISTEN / PARA / VENCER / A / LA MUERTE
La mayoría de estos matrimonios mixtos consistían en hombres judíos casados con mujeres no judías. Las mujeres alemanas descubrieron rápidamente este centro de recogida y empezaron a encontrarse allí. Pronto empezaron a gritar a una sola voz: «Devolvednos a nuestros maridos».
Ese primer día se reunieron 600 o más, y puede que hasta 6.000 en distintos momentos a medida que las protestas aumentaban día tras día, durante una semana. Una y otra vez, la policía dispersó a las mujeres con amenazas de abatirlas a tiros en las calles, pero cada vez avanzaban de nuevo, con una solidaridad cada vez mayor, aunque iban desarmadas, no estaban organizadas y carecían de un líderazgo.
Es difícil imaginar un acto más peligroso para civiles alemanas que un enfrentamiento abierto con la Gestapo, en la puerta misma de un edificio convertido en sede de la Gestapo. El arresto, cuando no algo peor, parecía una conclusión inevitable.
Ese primer día se reunieron 600 o más, y puede que hasta 6.000 en distintos momentos a medida que las protestas aumentaban día tras día, durante una semana. Una y otra vez, la policía dispersó a las mujeres con amenazas de abatirlas a tiros en las calles, pero cada vez avanzaban de nuevo, con una solidaridad cada vez mayor, aunque iban desarmadas,
En todo el tiempo que duraron las manifestaciones sólo hubo una interrupción: fue la noche del 1 de marzo de 1943, debido a un bombardeo de la RAF (Royal Air Force, la Real Fuerza Aérea británica). Las autoridades esperaban que ello disuadiría a las mischlinge (mujeres de sangre alemana pura) para quedarse en sus casas, pero no fue así; volvieron y en mayor número, enfrentándose dialécticamente a los oficiales de las SS que las amenazaron con abrir fuego.
«Sin previo aviso, los guardias empezaron a preparar ametralladoras», recuerda Charlotte Israel. «Luego las dirigieron hacia la multitud y gritaron: ‘Si no os vais ahora, dispararemos’. El movimiento retrocedió. Pero entonces, por primera vez, gritamos de verdad. Ahora nos da igual. Van a disparar en cualquier caso, así que ahora vamos a gritar también, pensamos. Gritamos: ‘Asesino, asesino, asesino, asesino'».
Finalmente, Goebbels en persona prohibió disparar sobre ellas porque una masacre en plena capital hubiera sido catastrófica desde el punto de vista de la propaganda y de la moral del pueblo, incitando quizá a una revuelta; probablemente tenía presente también, al igual que Hitler, cómo se desencadenó la Revolución de noviembre de 1918 que derribó al káiser.
Joseph Goebbels, además de ser el influyente Ministro de Ilustración Pública y Propaganda, también fue Gauleiter (líder del Partido Nazi) de Berlín. «Ha habido escenas desagradables», anotó en su diario. «La gente se reunió en grandes multitudes e incluso se puso de parte de los judíos en cierta medida». Sorprendentemente, después de una semana de esto, Goebbels ordenó repentinamente la liberación de los judíos con esposas alemanas, por razones que proporcionan información clave sobre la naturaleza del régimen nazi: casi 2.000 judíos fueron liberados y se les permitió sobrevivir hasta el final.
Así, Leopold Gutterer, adjunto de Goebbels, dijo al historiador Stoltzfus que el ministro de propaganda nazi ordenó la liberación de los judíos «para eliminar la protesta del panorama, para que otras personas no empezaran a hacer lo mismo».
Así, Leopold Gutterer, adjunto de Goebbels, dijo al historiador Stoltzfus que el ministro de propaganda nazi ordenó la liberación de los judíos «para eliminar la protesta del panorama, para que otras personas no empezaran a hacer lo mismo».
El 6 de marzo el propio Goebbels en persona ordenó la liberación de los detenidos pero, pese a los esfuerzos de su ministerio por mantener el episodio en secreto, la noticia corrió de boca en boca, primero por Alemania1 y después allende sus fronteras, obligándole a declarar que las manifestaciones se debían a una protesta contra el bombardeo aliado.
A pesar de su promesa a Hitler, Goebbels no intentó volver a deportar a los hombres de la Rosenstrasse a Auschwitz, diciendo que el riesgo de protestas era demasiado grande, y en su lugar ordenó a los hombres de la Rosenstrasse que dejaran de lucir sus estrellas amarillas de David el 18 de abril de 1943.
La RSHA (Oficina Central de Seguridad del Reich), que dependía del Ministerio del Interior, pero a efectos prácticos fue una mera organización controlada por las SS) era partidaria de disparar a todas las mujeres que protestaban en Rosenstrasse, pero este plan fue vetado por Goebbels.
El dirigente nazi argumentó que no había manera alguna para el régimen de masacrar a miles de mujeres desarmadas en medio de Berlín y mantener la masacre en secreto, y que la noticia de la masacre socavaría aún más la moral alemana al mostrar que el pueblo alemán no estaba todo unido en la Volksgemeinschaft («comunidad popular», concepto nacido durante la primera guerra mundial y del que se apropió el régimen nazi para elaborar su propia versión del concepto, propugnando una sociedad racialmente unificada y jerárquicamente organizada) por una Guerra Total.
…este plan fue vetado por Goebbels, quien argumentó que no había manera alguna para el régimen de masacrar a miles de mujeres desarmadas en medio de Berlín y mantener la masacre en secreto, y que la noticia de la masacre socavaría aún más la moral alemana al mostrar que el pueblo alemán no estaba todo unido en la Volksgemeinschaft…
El propio historiador estadounidense Nathan Stolzfus explica que la necesidad de mantener la apariencia de todo el pueblo alemán unido en la Volksgemeinschaft podría explicar por qué no se utilizó la fuerza, pero:
«Sin embargo, si no hubiera habido protestas en Rosenstrasse, la Gestapo habría seguido arrestando y deportando judíos hasta que quizás incluso los planes más radicales de Eichmann se hubieran cumplido. Existían diferencias entre la oficina de Eichmann y el liderazgo sobre la importancia de mantener la quietud social durante las deportaciones, pero esto no habría importado si las protestas durante la Redada Final no hubieran surgido. Los juegos de poder en torno a la toma de decisiones sobre los judíos casados con las mischlinge no explican tanto la supervivencia de estos judíos como apuntan al miedo del régimen a los disturbios.
No habría habido ninguna vacilación y ningún conflicto entre los funcionarios si las alemanas casadas en matrimonios mixtos hubieran cooperado plenamente con los objetivos raciales de los nazis [Nota de mambru.info: romper con los matrimonios era la colaboración con esos objetivos que hubiera deseado el régimen nazi] … Fue la obstinación de las alemanas casadas lo que había convertido en un problema real las diferentes posiciones de los líderes superiores y la RSHA sobre la importancia de la quietud social en primer lugar, y fue su protesta en 1943 lo que pronto hizo que Goebbels volviera a la posición de aplazar temporalmente estos casos problemáticos.«
Sin saberlo, las mujeres que protestaron en la Rosenstrasse también salvaron la vida de otros judíos. El 21 de mayo de 1943, en respuesta a una pregunta del jefe de la Policía de Seguridad de París, Rolf Günther, que era el adjunto de Adolf Eichmann en la Oficina Judía de la RSHA, declaró que los judíos franceses casados con gentiles no podrían ser deportados.
«Actuamos de corazón», declaró años después una de las mujeres de la protesta, la todavía combativa Elsa Holzer. «Queríamos demostrar que no estábamos dispuestas a dejarles marchar. Yo iba a Rosenstrasse todos los días antes de trabajar. Y siempre había una avalancha de gente. No estaba organizado ni instigado. Todo el mundo estaba allí. Exactamente como yo».
En 2003, el historiador alemán Kurt Pätzold explicó que el hecho de que una protesta rescatara vidas judías «golpea en el centro de la percepción histórica del carácter del régimen nazi y la forma en que funcionó, y pesa sobre los juicios sobre las posibilidades para la resistencia «. Otro historiador alemán, Konrad Kwiet, agregó que «el resultado exitoso de esta protesta tardía sugiere que si acciones similares en una etapa anterior se hubieran llevado a cabo en toda Alemania, podrían haber detenido el curso cada vez más destructivo de la política antijudía alemana».
En 2003, el historiador alemán Kurt Pätzold explicó que el hecho de que una protesta rescatara vidas judías «golpea en el centro de la percepción histórica del carácter del régimen nazi y la forma en que funcionó, y pesa sobre los juicios sobre las posibilidades para la resistencia «
Otro historiador alemán, Konrad Kwiet, agregó que «el resultado exitoso de esta protesta tardía sugiere que si acciones similares en una etapa anterior se hubieran llevado a cabo en toda Alemania, podrían haber detenido el curso cada vez más destructivo de la política antijudía alemana».

Segunda parte: Rosenstrasse: mujeres desarmadas que vencieron al nazismo (2) El análisis: ¿habría sido posible derrocar a los nazis?
Imagen destacada de esta entrada: Fotograma de la película «Rosenstrasse»
- «En Dortmund-Höede, unas semanas después de la protesta de Rosenstrasse, una multitud de entre trescientas y cuatrocientas mujeres protestó con éxito por la detención de un soldado, según un informe de la policía nazi. Sus «enérgicos gritos de “devolvednos a nuestros maridos”» se hacían eco de las palabras exactas del grito de las manifestantes de Rosenstrasse, lo que sugiere que las noticias habían viajado.» (https://en.gariwo.net/righteous/shoah-and-nazism/the-women-of-rosenstrasse-21439.html)
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