Impulsar un proyecto para Palestina-Israel. Como explica el autor de este artículo, Andy Bichlbaum, cofundador de Yes Men, ese sería un objetivo esencial que desarrolla el movimiento «Una tierra para todas»: «Los  planes de los líderes para el «día después» están condenados al fracaso. Una Tierra para todas ofrece una visión imaginativa y basada en la realidad que apoyan personas palestinas e israelíes.»

Una visión galvanizadora para Palestina-Israel podría ayudar a detener la guerra en Gaza

Fuente: https://wagingnonviolence.org/2024/02/a-land-for-all-day-after-plan-progressives-can-get-behind/

Por Andy Bichlbaum

No tener una alternativa viable podría ser una de las razones por las que presionar a Biden para que exija un alto el fuego en Gaza, ha tenido menos éxito que, por ejemplo, presionarle para que tome medidas significativas en cuestiones climáticas

            El movimiento de solidaridad con Palestina ha sido una voz importante en favor de la justicia en los últimos meses. Ha movilizado a millones de personas en favor del tan necesario alto el fuego y ha conseguido presionar a algunos políticos clave, como Bernie Sanders, para que adopten una postura más firme contra los incesantes bombardeos israelíes de Gaza.

            Dicho esto, el movimiento de solidaridad con Palestina, y la izquierda estadounidense en general, no parecen tener una visión práctica, pragmática o alcanzable a largo plazo para el futuro de Palestina-Israel.

            Es una lástima, porque las dos opciones que encabezan las noticias -mantener el statu quo y una solución carcelaria de dos Estados- son malas.

            No tener una alternativa viable podría ser una de las razones por las que presionar a Biden para que exija un alto el fuego en Gaza, ha tenido menos éxito que, por ejemplo, presionarle para que tome medidas significativas en cuestiones climáticas. A diferencia de lo que ocurre con Palestina-Israel, los y las activistas que trabajan por el clima tienen desde hace tiempo enfoques documentados, basados en la realidad y totalmente prácticos para un futuro sin fósiles (como el Green New Deal).

La única idea que ha unido a la izquierda estadounidense sobre Israel-Palestina es la «solución de un solo Estado», en la que población judía y palestina forman un Estado laico y democrático como los que ya conocemos, como si se tratara de un gigantesco copia y pega.

            La única idea que ha unido a la izquierda estadounidense sobre Israel-Palestina es la «solución de un solo Estado», en la que población judía y palestina forman un Estado laico y democrático como los que ya conocemos, como si se tratara de un gigantesco copia y pega.

            Desafortunadamente, ni la población palestina ni la judía-israelí la quieren realmente.  El apoyo entre la población palestina a una solución de un solo Estado ha rondado el 10% desde 2020. Por un lado, parece comprensible que teman que continúe la discriminación contra la ciudadanía. Además, ¿podría ser que después de 750 años de ocupación por diversas potencias no árabes, desde los mamelucos hasta los judíos, la población palestina  tenga cierto anhelo de autodeterminación real?

            En cuanto a la población israelí judía, una encuesta reciente del conservador Jewish People Policy Institute muestra que el 97% -ya sean de izquierdas o de derechas, laicos o religiosos- quieren que Israel siga siendo «un Estado judío». Incluso teniendo en cuenta un generoso margen de error, está claro que muy pocos israelíes judíos están dispuestos a renunciar a su autodeterminación política.

Mientras tanto, Estados Unidos y Europa presionan a Israel para que acepte una «solución de dos Estados» carcelaria en la que la población judía y palestina  queda restringida a sus propios territorios bunkerizados por un muro fronterizo cada vez más reforzado

            Mientras tanto, Estados Unidos y Europa presionan a Israel para que acepte una «solución de dos Estados» carcelaria en la que la población judía y palestina  queda restringida a sus propios territorios bunkerizados por un muro fronterizo cada vez más reforzado -como hoy, en otras palabras, pero con «autonomía» para Palestina. Eso podría ser mejor que nada, pero tampoco conducirá a ninguna paz duradera, ya que ambos pueblos seguirán considerando suyas las tierras situadas más allá del muro.

            Ni la violencia ni la separación traerán la libertad a ninguno de los dos pueblos, como el 7 de octubre y lo que ha seguido han demostrado ampliamente.  Por suerte, Netanyahu es extremadamente impopular por sus inmensos fracasos antes, durante y después del 7 de octubre, como apuntalar a Hamás para dividir a los palestinos. (Ya era profundamente impopular por sus intentos de paralizar el Tribunal Supremo israelí, que generaron nueve meses de enormes protestas).

            Aunque el trauma del 7 de octubre ha cegado a gran parte de la opinión pública israelí ante la carnicería de Gaza, recientemente se ha producido una renovada oleada de acciones directas y protestas contra Netanyahu. Si la izquierda estadounidense puede ayudar a presionar a Biden para obtener un alto el fuego real, la carrera de Netanyahu habrá terminado, junto con la guerra y el impulso que lo destituya bien podría barrer a aquellos con puntos de vista similares.

Sería una lástima desaprovechar esta oportunidad presionando a favor de una solución impopular, de un Estado o de dos Estados.

            Sería una lástima desaprovechar esta oportunidad presionando a favor de una solución impopular, de un Estado o de dos Estados.

            Afortunadamente, la izquierda estadounidense no tiene que inventar su propio gran plan, porque ya existe una visión de izquierdas autóctona en Israel-Palestina, que cuenta con el apoyo de un gran y creciente número de árabes y judíos. Es utópica, pero también profundamente pragmática, y creo que tiene más posibilidades de funcionar que cualquier otro plan del «día después».

            Una Tierra para Tod@s, antes conocido como «Dos Estados, una Patria», es un grupo que aboga por dos Estados completamente autónomos, cada uno con sus propias instituciones y ciudadanía, con fronteras claras pero abiertas entre ellos. La ciudadanía de Israel y Palestina tendrá pleno acceso a vivir, trabajar, viajar y practicar su religión en cualquier lugar de su patria mutua, con la no discriminación en la vivienda impuesta por una institución judicial mutua.

Esta visión de una confederación israelo-palestina es la misma, con ligeras diferencias, que la que funcionó para llevar una paz relativa a muchos lugares de la Tierra que antes eran violentos, como Irlanda del Norte…

            Esta visión de una confederación israelo-palestina es la misma, con ligeras diferencias, que la que funcionó para llevar una paz relativa a muchos lugares de la Tierra que antes eran violentos, como Irlanda del Norte o, para el caso, Europa, donde países que guerrearon durante siglos ahora nunca se plantearían luchar entre sí. También puede funcionar en Israel-Palestina: dos millones de palestinos y palestinas  viven actualmente con personas judías dentro de Israel, con  ciudadanía israelí, obviamente sin muros que separen a los dos pueblos.

            Hace ocho años conocí a uno de los fundadores de Una Tierra para Todas, Meron Rapaport (el otro es el activista palestino Awni Al-Mashni, que pasó 12 años en cárceles israelíes). Me cautivó al instante la sencillez, obviedad y justicia de la idea. Rapaport no creía que tuviera muchas posibilidades de éxito en aquel momento, pero pensaba que podría llegar el día en que el statu quo se considerara insostenible, y una idea pragmática pero hermosa podría llenar el vacío.

Ahora es el momento

            Compuesta tanto por personas judías israelíes como por palestinas, con un número igual de cada una de ellas en puestos de liderazgo, las conferencias anuales, los actos públicos y académicos, y las publicaciones de A Land For All ya han conseguido que la opción de la confederación entre en el vocabulario de activistas, expert@s y creador@s de opinión.

Compuesta tanto por personas judías israelíes como por palestinas,…/…A Land For All ya han conseguido que la opción de la confederación entre en el vocabulario de activistas, expert@s y creador@s de opinión.

           Y una encuesta de Palestinian-Israeli Pulse mostró que el apoyo a la confederación también está creciendo entre el público en general -del 24% en 2016 al 29% en 2023- y aumentando drásticamente entre la izquierda israelí -del 35% en 2016 al 66% en 2023-. (La misma encuesta muestra que el apoyo a la solución «clásica» de dos Estados está disminuyendo tanto entre la población judía-israelí como entre la población palestina, del 53% en 2016 al 34% en 2023). El grupo ha iniciado también una campaña popular para influir aún más en la opinión pública de Israel-Palestina, y en el extranjero, ya que la ayuda y la presión internacionales son necesarias.

            Las codirectoras palestina y judía del grupo Una tierra para todas, Rula Hardal y May Pundak, realizaron recientemente una gira por Estados Unidos, en la que hablaron con el público y se reunieron con dirigentes de varios grupos progresistas judíos y palestinos, que reaccionaron calurosamente ante el proyecto de Una Tierra para Todas.

Las codirectoras palestina y judía del grupo Una tierra para todas, Rula Hardal y May Pundak, realizaron recientemente una gira por Estados Unidos, en la que hablaron con el público y se reunieron con dirigentes de varios grupos progresistas judíos y palestinos, que reaccionaron calurosamente ante el proyecto de Una Tierra para Todas.

            Una Tierra para Todas sigue trabajando con grupos progresistas de Estados Unidos para ayudar a que este proyecto sea más visible para las bases del movimiento. (El 20 de febrero, se organizó una sesión pública de Zoom, junto con el Center for Artistic Activism y miembros de Una Tierra para todas, para empezar a intercambiar ideas sobre formas de difundir una idea de justicia y libertad muy necesaria en nuestros movimientos).

Captura de imagen de la web Una tierra para todas
Captura de imagen parcial de la web del movimiento «Una tierra para tod@s«: si clicas sobre ella, puedes accedes directamente a la pantalla interactiva de esa web que despliega cada uno de su principios básicos en cada cuadro


            Cuando termine la guerra -si Netanyahu va a la cárcel por corrupción masiva y Hamás pierde su dominio asesino sobre Gaza- el proyecto de Una Tierra para Todas seguirá enfrentándose a enormes desafíos por parte de los extremistas. El apoyo y la presión de la izquierda estadounidense serán fundamentales para garantizar que, a pesar de la oposición, esta idea profundamente pragmática (aunque utópica) pueda ganar fuerza y vencer, un resultado que el mundo entero necesita.

ACTUALIZACIÓN 20/2/2024: Se ha añadido una mención al cofundador de Una Tierra para Todos, Awni Al-Mashni.


Andy Bichlbaum

Andy Bichlbaum es cofundador de Yes Men, un grupo cada vez más amplio y diverso que, en la actualidad, se asocia principalmente con grupos activistas en tácticas creativas para impulsar campañas. Los Yes Men han rodado tres largometrajes sobre sus acrobacias, que dan a los periodistas de los medios de comunicación convencionales material humorístico para tratar temas importantes.


Imagen destacada de la entrada: En 2017, Banksy pintó estos ángeles rompiendo el muro de separación de Cisjordania con una palanca. (Facebook/A Land for All)

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